El día 04 de agosto se
entrevistó al señor Carlos Jiménez, nacido en la comunidad Bajamar. Carlos, de
38 años de edad, no es de origen garífuna; sin embargo, sus padres y sus
abuelos han vivido en Bajamar la mayor parte de su vida. Tanto él como sus
padres se identifican a sí mismos como garífunas: “A pesar de que mi familia es
criolla o ladina, me considero más garífuna que indio. Porque, la verdad, nací
aquí (Bajamar), he crecido aquí… sé hablar bien el garífuna, y toda la
comunidad es muy unida. Entre todos nos apoyamos para salir adelante”, declaró.
La familia de Carlos Jiménez
conoce los tipos de comidas y bebidas garífunas. Asisten constantemente a las
ferias de Bajamar, Travesía y Concepción. Sin embargo, ningún miembro de su
familia ha asistido las ceremonias o rituales, como el dugú o el chugú, puesto
que – en palabras de Jiménez – sólo pueden asistir familiares de la persona que
padezca “la enfermedad”.
No obstante, la identidad
garífuna va más allá de conocer los bailes y las comidas, Carlos Jiménez afirma
creer en la religión garífuna: “yo he oído. Nunca he estado en una de esas
situaciones, pero sé que existe. Sé qué es bueno y qué es malo. Cuando se
prepara un dugú, todos aquí saben no
puede ser nada bueno. Hasta el mar se pone bravo. Un dugú se prepara cuando los espíritus te llaman. A mí aún no me han
llamado.” Ésta última frase mencionada por Jiménez deja mucho qué interpretar.
Al encontrarse tan unido a los garífunas y rodearse de su cultura, inicia un
proceso de sincretismo religioso en la persona que está en contacto con una
cultura distinta a la suya.
Seguidamente Jiménez explica
desde su punto de vista, en qué consiste un dugú:
Consiste en una comunicación entre un espíritu y una persona humana. Entras en un sueño en donde se te dice cómo estás en tu vida y qué es lo que realmente está pasando contigo y tu familia, para prevenirte de un percance, o si el espíritu quiere alguna comida que le gustaba mientras estaba vivo. Se les prepara la comida, se encienden candelas y se les prepara una misa. Existen varios tipos de misa: de nueve días, de nueve meses, de un año… por ejemplo, si mi familiar murió en treinta de este mes que pasó, y el próximo mes le quiero hacer una misa, yo se lo hago. Pongo un altar, una foto de él, enciendo unas candelas. Le oro a Dios, coloco la comida allí, agua o alguna bebida garífuna. Y se ora un padre nuestro en garífuna y un padre nuestro en español.
Sin embargo, al no haber
presenciado uno de estos rituales, este “dugú” fue referido a él por terceros.
Seguramente por historias que otros miembros de la comunidad le han
transmitido.
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