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Edgar Mcnab, Ana Reyes y su nieta
con estudiantes de la Carrera de Letras. |
El pasado 7 de julio del 2018, algunos de los
estudiantes de la Carrera de Letras y específicamente de la clase de Literatura
Oral, llegamos desde muy temprano a la comunidad de Travesía, Puerto Cortés en
donde fuimos recibidos por Edgar McNab, aunque él prefiere Capucchino. Él fue
un gran enlace para señalarnos a buenos informantes, personas que nos
facilitaban relatos y experiencias muy afincadas con la tradición garífuna.
Primero nos presentó a su media hermana Ana Reyes y
madrastra Alma Reyes, dos señoras que con gran amabilidad y desenvolvimiento
conversaron con nosotros bajo la sombra de un árbol de almendra. Ana Reyes, era
la que con mayor fluidez nos relataba acerca sobre los garífunas. Finalmente
nos contó su acercamiento paranormal con el “demonio azul” y, cómo ella se
liberó de él: “tuvieron que hacerme medicina, tuvieron
que hacerme de todo para podérmelo quitar porque yo quedé sin hambre es algo
triste. Me salían gatitos, yo miraba gatos negros, me salía de toda cosa, por
eso esas cosas existen, porque ya lo viví” (fragmento de entrevista). Al final,
la señora Ana Reyes hizo una pequeña demostración del uso de la medicina
natural garífuna con uno de los estudiantes, que
resultó muy efectivo ante la infección de oído que tenía desde hace un mes.
Al
medio día, Capu, cómo terminamos diciéndole cómo muestra de cariño, nos trasladó
a un restaurante en donde, además de que la comida era exquisita y abundante,
fuimos muy bien atendidos por personas que les importaba el bienestar de sus
clientes, no es un establecimiento refinado, pero sí muy agradable y ameno,
definitivamente un lugar al que volveremos.
Durante
la tarde visitamos a Doña Ambrosia Lamber Gamboa de 81 años de edad, el cual se
encontraba muy alegre y ansiosa por ser parte de un dügü que realizaría su familia en Belice en los siguientes días.
Según nos contaba había participado en varios ritos en donde los vivos tienen
contacto con los ancestros y nos mostró los diferentes uniformes que se
utilizan. A pesar de su edad es una persona muy lucida, coherente y con toda la
disposición para relatar las diferentes experiencias que ha tenido a lo largo
de su vida, como por ejemplo con lo umeu
y como estos seres quisieron llevarse a su nieto: “Yo los he visto porque me
iban a llevar a Pedro, me lo dejaron porque yo lo curé, lo estaba bañando con
agua bendita, hasta que se fueron” (fragmento de entrevista).
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Selena Martínez, sus nietos y
estudiantes de la Carrera de Letras. |
Respectivamente nos trasladamos a una casa humilde,
en donde una mujer muy bonita de apariencia de unos 30 años (luego nos confesó
que tenía 51 años) nos atendió, su nombre es Selena Martínez, ella nos relataba
como su abuela, la cual nunca conoció, se le presentaba en sueños y le revelaba
recetas médicas de origen natural para que pudiera sanar a algún familiar que
se encontrara enfermo. Selena Martínez, más que relatos de origen fantástico,
nos señalaba “menjurjes” que se podían utilizar para diferentes enfermedades o
males, a tal punto que nos dio un pequeño recorrido por su patio en donde están
sembradas todas las plantas que necesita para dichos trabajos. Además, explicaba
que ella no tenía el poder de curar enfermedades muy graves, por eso nos
remitió a la sere (curandera), para
que ella nos explicara mejor el funcionamiento de la medicina y cómo curaba
ante la posesión de los ancestros.
Nuestro día en contacto con la tradición garífuna,
se convirtió en una visita que sobrepaso las expectativas. Nuestro objetivo era
tener un primer acercamiento con la comunidad y formar amistad con algunos pobladores
para volver, en un segundo viaje, con total confianza para que ellos nos
relataran sobre su comunicación y estrecha relación con los ancestros, pero en
cambio, fuimos muy bien recibidos y con los pocos informantes que nos
recibieron, por falta de tiempo no visitamos más, fueron de total ayuda. Crearon
con nosotros un lazo de intimidad instantáneo, por eso nos contaron muchas
anécdotas y experiencia del quehacer garífuna, información que valoramos
infinitamente y plasmaremos en un documento formal para que esas vivencias no
se pierdan con el tiempo.